La agonía del gran mar
Hace sesenta años, el mar de Aral empezó a secarse,
dejando a su paso un suelo salino y estéril.
Hoy en día, el pueblo de Karauzyak, al oeste de
Uzbekistán, es un lugar polvoriento. Rodeado de un paisaje árido de matorrales
secos y suelos salinos, es difícil creer que el pueblo estuvo una vez a orillas
de un río crecido, a 50 kilómetros de la orilla del cuarto lago más grande del
mundo. En los últimos 50 años, ese lago, el mar de Aral, se ha secado casi por
completo, en lo que a menudo se denomina el “peor desastre medioambiental del
mundo”. Ahora es difícil cultivar casi nada en Karauzyak, salvo Atriplex, o arbusto salado.
En una parcela de 3,5 hectáreas cercana al pueblo, un
equipo de investigadores japoneses cultiva esta planta amante de la sal,
conocida científicamente como un halófilo, para ver si puede ser un cultivo
viable para los agricultores de la región e incluso alimentar una pequeña
industria láctea. Han alimentado con ella a las vacas de una granja cercana y
han descubierto que ayuda a retener la escasa humedad del suelo sediento, y que
puede cultivarse sin necesidad de grandes cantidades de fertilizantes.
¿Por qué se secó el mar de Aral?
A partir de la
década de 1960, las autoridades soviéticas desviaron los ríos Sir Daría y Amur Daría que desembocaban
en el mar de Aral para producir algodón en los campos cercanos construyendo un canal de 500km para irrigar esas plantaciones. Sin ríos que
rellenaran regularmente el mar, el gran lago empezó a evaporarse, los niveles
de agua cayeron en picado y el mar en retirada dejó tras de sí un suelo cada
vez más salino en el que no podían crecer los cultivos habituales. En la
actualidad, se sigue cultivando algodón en una región árida que recibe una media de sólo 10
centímetros de lluvia al año.
La temperatura media de la cuenca del Aral ha aumentado unos dos grados centígrados desde 1968. Y la
propia contracción del mar de Aral ha afectado al clima; al desaparecer el
agua, el aire se volvió más seco y perdió el efecto refrigerante del lago
cercano, creando un bucle de retroalimentación que dio lugar a un tiempo más caluroso y seco. Las tormentas de arena esparcen
ahora polvo y metales pesados tóxicos por los pueblos cercanos, mientras que la
retirada del agua ha provocado una acumulación de sales en el suelo.
Además del Atriplex, los investigadores de SATREPS están
plantando cultivos como sorgo, judía mungo y amaranto en parcelas de prueba
para saber cuáles pueden sobrevivir mejor en suelos secos y salinos. Hasta
ahora, han desarrollado variedades prometedoras de trigo y cebada de invierno.
También están recogiendo datos por satélite para medir
las precipitaciones, la radiación solar y la humedad del suelo en la región de
Aral, que pueden utilizarse para ayudar a los agricultores a decidir qué
cultivos plantar o cuándo regarlos. Este tipo de análisis en tiempo real,
conocido como agricultura de precisión, ya se utiliza ampliamente en Japón.
Tanaka espera que, al proporcionar los datos gratuitamente a partir del año que
viene, el proyecto SATREPS pueda ayudar a empresas y organismos públicos a
desarrollar herramientas que los agricultores puedan utilizar a la hora de
planificar sus estrategias de riego.
Actividad
1- Copia el texto en tu cuaderno
2- ¿Qué problemática presenta el Mar Aral?
3- ¿Por qué se secó?
4-¿Qué es el Satreps?
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